Castella, 1992
La intervención se planteó en un espacio ovalado, resultado de las condiciones del terreno y de la ordenación del tráfico. Pretende que el elemento más significativo sea el color.
La plaza de la Font Castellana debe su nombre a una pequeña fuente que antiguamente estaba situada en un lateral de la plaza y que actualmente, modernizada, todavía existe.
Por esta razón el lema fue Castilla, haciendo referencia al nombre de la plaza y a la región central de la Península Ibérica, Castilla-La Mancha, y más concretamente la zona de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, donde desde el siglo XVI se trabaja la técnica de la cerámica.
La idea general de la obra es la de una isla que parte una cortina de agua, metáfora de un río. Un río de coches que cruzan la plaza y la transforman en un espacio lúdico, para continuar después mediante el agua su curso ordinario. Y como si fuese un tapiz o una costra de cerámica, tiene la capacidad de organizar el espacio de un recinto público.
“La cerámica de Madola en la Font Castellana ha significado algo más que un ejercicio interdisciplinario entre ser proyectista y artista. Ha significado poder comprobar que su cerámica puede impregnarse de cualidades urbanas: de lo tectónico, del espesor de las tejeduras que pueden dar respuesta a la dureza de la ciudad. Remarcando los aspectos de utilidad pública y de funcionalidad que se otorgan a la obra de arte, facilitamos la entrada a las vivencias inexplicables y subjetivas que únicament pueden establecerse entre el espectador y la propia obra”
Rafa Càceres i Zurita
Ayuntamiento de Barcelona